LA TRANSFORMACIÓN PERSONAL PARA EL IMPACTO SOCIAL
por Elianne Hecht
Luego de varios años de vivir la vida guiada por mis propios condicionamientos del “deber ser”, sin un sentido claro y con una importante cantidad de programas en piloto automático, tuve la necesidad de hacer una pausa y repensarme. Sentía que mi vida personal y laboral iban por carriles separados. En mi vida profesional, como licenciada en Gerencia y Administración de Empresas, iba de empresa en empresa haciendo lo que tenía que hacer y lo que se esperaba de mí, pero sentía que me faltaba un sentido claro o un propósito. En mi vida personal, me sumaba continuamente a distintos proyectos o causas sociales como voluntaria y admiraba a personas que habían elegido carreras vocacionales.
En ese momento no tenía claro qué es lo que realmente quería, lo que sí sabía es que había ciertas cosas que siempre estaban presentes en mí y se habían mantenido a lo largo de toda mi vida personal y profesional: una gran vida social, mi fuerte vocación de servicio y mi marcado perfil emprendedor con energía proactiva y entusiasta. Tenía la certeza de que quería verme en unidad o, en otras palabras: “Ser el cambio que quería ver en el mundo”, solo que aún no sabía cómo hacerlo. Esto me llevó a entrar en un proceso introspectivo para poder escuchar mi propia voz.
Así que, atendiendo las señales que se me fueron presentando y en un gran salto de fe, a los 35 años decidí volver a estudiar y me anoté en un programa de Coaching profesional, dando un gran giro en mi camino de vida. Reconocí que necesitaba invertir un tiempo en mi formación y que esto no iba a ser de un día para el otro, lo cual me hizo trabajar la culpa que sentía por estar viviendo todo esto a esa edad, pero, al hacerlo consciente, lo trabajé y lo tomé como un regalo para poder ir por lo que me hacía feliz.
Comencé a trabajar como coach con personas de manera independiente, pero aún sentía que me faltaba integrar a mi oferta de valor toda mi experiencia en las empresas y mi motivación por trabajar con líderes y personas referentes que toman decisiones que impactan en la sociedad. Quería trabajar con personas que se comprometiesen con sus procesos y lleven su propia transformación a sus equipos y lugares de trabajo, impactando así en la comunidad. Así que continué mis estudios en el exterior, especializándome en estrategias de coaching ejecutivo y coaching deportivo para equipos de alto rendimiento.
Y así fue como logré integrar mi oferta de valor. Hoy en día trabajo como coach y consultora, tanto en el sector público como en el privado. En mis distintos roles, acompaño a las personas, equipos y organizaciones en procesos de transformación y a lograr sus objetivos. Mi foco está en el liderazgo consciente y el desarrollo de habilidades para desplegar el poder personal.
Para poder intervenir en este sentido creé mi proyecto, Reconectando Coaching, para motivar a las personas a reconectar con su chispa y poder, para que encuentren eso que los motiva a levantarse cada mañana, aportando un diferencial al mundo e inspirando a otros a desplegar su propio potencial. Yo le llamo liderazgo consciente, la transformación personal para el impacto social.
Como decía Steve Jobs: “Los puntos solo pueden unirse cuando miramos hacia atrás y nos damos cuenta de cómo hemos recorrido un camino. Uno donde cada etapa era necesaria para llegar a la siguiente hasta llegar a donde te encuentras…”. Y estos saltos consecutivos de fe, finalmente se convierten en un relato que parece perfectamente planeado y en línea con los motivos del alma.
COACHING Y AUTOCONOCIMIENTO
En mi caso el Coaching fue el puntapié de todo lo que vino después. Fue la llave que habilitó un espacio en el que pude fortalecer mi confianza y sincerarme conmigo misma para poder hacerme cargo de indagar en mis más profundas insatisfacciones. Fue ahí cuando pude ponerles luz a las preguntas más importantes de mi vida. ¿Quién soy? ¿Qué deseo? ¿Para qué? ¿En quién me quiero transformar? ¿Cómo será mi vida en caso de lograrlo? También pude reconocer mi valor, fortalecer mis habilidades y engrandecer el tamaño de mi mundo. Porque uno realmente se conoce cuando se expone a sus propios límites.
Todo esto es algo que, hoy puedo poner a disposición de las personas y organizaciones con las que trabajo, tanto en el sector público como en el privado. Entendiendo la lógica de cada sector, con mi experiencia colaboro en la articulación para facilitar puntos de encuentro, desarrollar nuevas habilidades y generar más poder de acción. En definitiva, más valor.
La pregunta que siempre me hago es: “¿Podemos realmente transformar la sociedad sin transformarnos nosotros?”. Y ahí es cómo entiendo que, tanto mi formación como coach como todo el trabajo de autoconocimiento que hice en mi vida, ha contribuido en dar el paso a mi siguiente nivel.
Y esto es algo que nunca termina. Es una práctica constante. Es por esto por lo que le doy un espacio significativo en mi vida a todo lo que tiene que ver con mis espacios de crecimiento y desarrollo personal, poniendo mi camino y todo este aprendizaje al servicio de los demás.
DIVERSIFICAR MI PERFIL PROFESIONAL
En este camino entendí que, al diversificar mi perfil profesional no estaba comenzando de cero, sino que mi oferta de valor estaba justamente en ser capaz de integrar mis dos profesiones, administración de empresas y el coaching profesional, y crear una propuesta de valor que conectase mi experiencia trabajando con multinacionales, empresas familiares, pymes, emprendedores, municipio, ministerio, entes mixtos, así como organizaciones de la sociedad civil, con mis capacidades y mi vocación de servicio en pos del desarrollo social.
Este es mi diferencial. Conocer a todos los actores y ser capaz de entender las necesidades y problemáticas de cada sector para poder intervenir brindando soluciones y generando nuevas posibilidades impulsando el desarrollo social.
“EL LIDERAZGO ES UNA OPORTUNIDAD DE SERVIR, NO DE LUCIRSE»
Entrevista para “hacer empresa”, revista de la IEEM, Universidad de Montevideo:
https://www.hacerempresa.uy/tag/elianne-hecht/
¿CÓMO LLEGASTE AL COACHING?
El descubrimiento del coaching es uno de los capítulos más trascendentes de mi vida, que ocurrió mientras estaba atravesando una etapa de gran incertidumbre.
Para quienes no conocen, es una disciplina que busca maximizar el potencial de las personas. Tiene como fin empoderarlas para lograr sus objetivos, aumentar su capacidad de acción y recuperar el bienestar personal y profesional. El coach es quien acompaña a la persona en este proceso, ayudándola a expandir sus propios límites. Me formé como licenciada en Administración de Empresas y trabajé durante más de 15 años en esta área. Era recurrente en mí la sensación de frustración y de querer cambiar mi vida, de tomar otro camino. Solo que no sabía qué era lo que realmente quería y menos cómo lograrlo. En cierto punto, estaba en mi zona de confort. Hasta que un día, luego de una importante charla con mi madre sobre la vida y el propósito, acudí a mi fe y le pedí a esa fuerza superior en la que creo que por favor me mostrara de forma concreta eso que vine a hacer al mundo.
A los pocos días, estando en la casa de una amiga, toca la puerta una vecina y le cuenta que comenzó a estudiar coaching. Fue ahí que me explotó la cabeza. ¿Cómo no sabía que eso existía? Al instante supe que era para mí, ¡lo que tanto deseaba encontrar! Con 35 años volví a estudiar una nueva profesión, a vivir en la casa de mis padres, renuncié temporalmente a mi independencia económica y sacrifiqué quién era para darle forma a quién quería ser. No fue un empezar de cero, porque es desmerecer todo lo transitado, pero sí significó entender que tenía que moverme de donde estaba e invertir tiempo y energía para diseñar una vida más coherente con quién deseaba ser.
De esta manera, durante estos últimos cuatro años, he creado mi propia oferta de valor, integrando mis dos principales formaciones (Licenciatura en Gerencia y Administración de Empresas y Coaching de Alto Rendimiento), y capitalizando toda mi experiencia en la gestión de proyectos en empresas y en el desarrollo de talleres y actividades transformacionales en individuos y organizaciones, promoviendo así el «liderazgo consciente» en las personas.
¿QUÉ ES LO QUE MÁS DISFRUTÁS DE SER COACH?
Lo que más me gusta de esta vocación es motivar a las personas a que se conecten con su propia chispa y poder. Que encuentren eso que los motiva a levantarse cada mañana y que es el combustible para liderar sus días. Que se animen a elegir de forma consciente una vida auténtica, manifestando sus propósitos y talentos únicos, con eso que hace la diferencia en sus vidas y en la de los demás. Que confíen en eso que está adentro y no afuera.
A su vez, esto me inspira y da mucha fuerza a nivel personal. Podría decir que es mi combustible. Si hay algo que me gusta en la vida son los encuentros con las personas, conversar y generar nuevas experiencias. Creo que en cada encuentro se abren mundos y miles de posibilidades. Me gusta definirme como una motivadora de vida, despertadora de consciencias y entrenadora para el liderazgo consciente.
¿CUÁLES SON LOS PROCESOS DE COACHING QUE MÁS TE GUSTAN? ¿POR QUÉ?
Uno de los temas que mayormente acompaño al trabajar en las sesiones de coaching, ya sean de vida o ejecutivas, es el de fortalecer la confianza y el poder personal para tomar decisiones de vida más coherentes con uno mismo. La riqueza está en el proceso mismo. Y acompañarlos en este proceso es algo que realmente disfruto mucho.
«EMPODERARTE ES HACERTE CONSCIENTE DE TUS FORTALEZAS, RECURSOS, EMOCIONES, MOTIVACIONES».
Es en este momento que las personas se empoderan. Empoderarte es retomar tu poder, hacerte consciente de tus fortalezas, recursos, emociones, motivaciones, etc. Reconocer todo esto te motiva al ir viendo tus propios logros y así poder asumir el compromiso para hacerte cargo de lo que no te está dejando avanzar, asumiendo el protagonismo en tu vida.
Cuando esto ocurre, te das cuenta de que sos vos quien tiene el poder de acción y ahí te transformás en el creador de tu vida y de todo lo que te pasa. Claro que siempre está el factor externo, lo que está fuera de nuestra área de influencia, que no depende de nosotros, pero lo importante es darte cuenta de si estás haciendo todo lo que sí depende de vos, aprendiendo a soltar lo demás… Ahí es cuando empieza la magia. ¿Qué es la magia? Nada más y nada menos que convertirnos en creadores de nuestra propia realidad.
Lo que me apasiona de esto es ver cómo los líderes que logran esta coherencia en sus vidas luego la ponen al servicio de sus equipos, comunidades y sistemas que integran, agregando valor y haciendo una diferencia. En este proceso descubren nuevas facetas de su liderazgo. De esto se trata. Yo lo llamo «liderazgo consciente».
La pregunta que siempre me hago es: «¿Podemos realmente transformar la sociedad sin transformarnos nosotros?». Y ahí es cuando me gusta intervenir. En esta transformación personal, el despertar y entrenamiento de cada líder para agregar valor conectado a todo su poder. Porque, en definitiva, el liderazgo es una oportunidad de servir, y no de lucirse.
¿QUÉ ACTITUD DEBE TENER EL COACHEE PARA SACAR EL MÁXIMO JUGO A LA EXPERIENCIA?
Es el coachee (o cliente) quien toma la decisión de contratar al coach para que lo ayude a enfocar un momento de su vida, con el objetivo de algún tipo de mejora personal o profesional. A su vez, es el coachee quien deberá tener el compromiso y la motivación necesarios para abordar el proceso de aprendizaje y generar los cambios para que ocurra la transformación.
En cuanto a la actitud necesaria para sacar jugo de la experiencia, me gusta ponerlo en estos términos: tener actitud de aprendiz, cuestionar con fuerza y asumir el protagonismo de la propia vida.
La actitud de aprendiz abre la predisposición al aprendizaje para dar lugar a que este ocurra. Implica sincerarse con uno mismo al reconocer que hay algo que no estás pudiendo o no sabés cómo resolver, algo que comúnmente se manifiesta como una insatisfacción. Ser capaz de pedir ayuda es clave para encontrar los recursos necesarios para transitar esta brecha. Los niños aprenden pidiendo ayuda, y no tienen problema a la hora de hacerlo. Y la realidad es que como adultos nunca terminamos de aprender. Entonces, la clave está, justamente, en seguir transitando la vida con los ojos de un niño, desde esa curiosidad genuina que nos hace interesar por las cosas, libres de juicios, como si fuera la primera vez que las experimentamos.
Creo que nos engañamos o resistimos cuando no podemos hacernos cargo de nuestras insatisfacciones, ya que verlo implica tener que hacer algo al respecto, y muchas veces no estamos listos para eso. Para algunos, reconocer la necesidad de ayuda significa mostrar vulnerabilidad, pasa mucho eso de: “No me puedo permitir no saber». Pero es justo ahí, en el “no sé”, donde tenemos la oportunidad de aprender y conocernos mejor, y es en este reconocimiento que comienza el camino de reencuentro con uno mismo. Porque te conocés exponiéndote a tus propios límites. Ahí es cuando sacas lo mejor de vos.
En mi caso, de no haberme sincerado conmigo y pedido ayuda para atender mi insatisfacción, me hubiese perdido del entrenamiento para desarrollar mis habilidades y de las experiencias que me fortalecieron, así como de descubrir mi valor. Y esto es algo que nunca termina. Es una práctica constante.
Es muy importante entender que no estamos solos, siempre hay alguien que está dispuesto a colaborar con nosotros. Porque eso que estás viviendo, ya lo vivió alguien antes o lo está viviendo. Me pasa todo el tiempo con clientes que vienen con temas que yo ya viví o que estoy transitando. Entonces, de alguna manera, ya estuve en ese lugar. Pasé por mi cuerpo esa experiencia. En definitiva, compartimos mucho más de lo que imaginamos.
Al coachee también se lo invita a cuestionar con fuerza. ¿A qué me refiero? A hacerse preguntas poderosas que le generen conciencia acerca de su momento de vida. El cerebro necesita respuestas, y, de hecho, el sistema educativo tradicional nos enseña a responder. Nos premian por responder y no por preguntar, y es en la pregunta donde está el clic. Las preguntas tienen el poder de cambiar la forma en la que veíamos una determinada situación y cambiar esa manera de observar puede abrir muchísimas posibilidades. Ahí es cuando salimos del piloto automático, rompemos paradigmas y nos permitimos evolucionar, abriendo caminos enriquecedores para nosotros y para los demás.
Finalmente, como mencionaba antes, es clave que el coachee se sitúe como protagonista de su propia vida y ponga el foco en aquellas cosas en las cuáles sí tiene injerencia. En las que no, soltarlas. También es fundamental comprender que ser protagonista implica decidir, y esto requiere de compromiso y motivación para aplicar cambios en los hábitos y prácticas de vida. Como decía Einstein: «No podemos tener nuevos resultados si seguimos haciendo más de lo mismo».
Son muchas las veces que la vida nos invita a desarmarnos y volvernos a armar. Con la pandemia se despertaron una cantidad de cuestionamientos dentro de cada uno y, a su vez, la necesidad de desarrollar nuevos recursos para poder adaptarnos a este nuevo mundo VUCA.
Tal vez sea el momento de capitalizar esta coyuntura mundial que se nos presenta para emprender una nueva búsqueda, personal y colectiva, que nos permita fortalecernos ante esta nueva realidad.
Entonces, mi invitación es a que escuches atentamente para identificar tu insatisfacción, a que aceptes lo que te está pasando, viéndolo como una oportunidad para expandirte, trabajando en eso que estás necesitando para lograr lo que deseás. Fortalecerte es posible y los resultados son extraordinarios.
¿QUE ES LA MAGIA?.
Es ser creador@ de tu realidad. 💫👇🏻
El encuentro no fue casual, como nada de lo que van a leer a continuación. Elianne, mi coach, me estaba esperando en el bar de un hotel montevideano, hablando por teléfono, era una charla importante. Era la quinta vez que nos veíamos en ese lugar, pero la primera donde yo hacía las preguntas. Con el #8M a nuestras espaldas, fui con preguntas preparadas sobre el rol de la mujer, el coaching y el empoderamiento. Pero la charla fue más, porque los seres humanos somos más y voy a tratar de transmitirles una conversación entre dos mujeres, que transitamos caminos que nuestras propias decisiones conectaron, como por arte de magia, como por arte de nuestra propia magia. Café de por medio comienza: La nota es por el 8M, pero me gustaría saber antes si las personas que te consultan vienen con las mismas inquietudes o se diferencian por ser hombre o mujer. Generalmente las personas que llegan a mi vienen a trabajar temas que se repiten, no se diferencian por ser hombre o mujer, ni tampoco por edades. Las inquietudes no parten de un género, o no es de la forma en que yo las trabajo. Creo que poner el género adelante separa y antes que nada somos todos seres humanos, que transitamos caminos de vida, con temas evolutivos que nos ocupan, que nos tocan, que nos mueven, que nos han generado en el pasado situaciones no deseadas y que queremos trabajarlos para crear un futuro de felicidad y bienestar. Empecemos entonces por lo principal, ¿qué hace el coaching? El coaching es una disciplina que busca maximizar el potencial de las personas. Esta práctica tiene como fin empoderarlas para lograr sus objetivos, aumentar su poder de acción y recuperar el bienestar personal y profesional. Esto implica aprender nuevas formas de ser y estar en el mundo. Resignificar mi propósito y lo que para mí es importante, y ponerme en acción para ir por eso que quiero. Y las mujeres, ¿se presentan con otra carga social? En algunos casos si vienen con otra carga, y creo que mucho tiene que ver con los mandatos sociales y lo cultural, y esto es un tema histórico. El rol de la mujer está cambiando en el mundo y esto repercute a todo nivel, porque hace que nos cuestionemos cuanto del mandato es lo que realmente queremos para nuestra vida, y cuanto hay de que creciste pensando que es lo que “debes” hacer. Acá mi invitación es a pasar del “debo” al “quiero”, siendo más conscientes de las decisiones que estamos tomando y del PARA QUÉ. Como decimos, salir del piloto automático, ir hacia adentro de nosotros mismos y reconectarnos escuchando nuestra propia voz. Y para eso se necesita practicar, porque no siempre es fácil darte cuenta de qué es lo que realmente querés. ¿Las mujeres lo enfrentamos con más miedo o más dificultad? Yo creo que en esto de lo cultural y mandatorio, tal vez las mujeres nos permitimos más el ser vulnerables. Me pasa por ejemplo, con ejecutivos hombres que acompaño en sus procesos, que en ocasiones no se permiten tanto reconocerse vulnerables porque creen que está mal visto. De hecho me consultan aludiendo a temas profesionales cuando en realidad lo que quieren atender es algo bien personal. Volvemos al tema de los mandatos, las creencias, o lo que creen que está bien y lo que está mal, que en definitiva son juicios que lo que hacen es disminuirnos las posibilidades de acción y desde el coaching lo que trabajamos es justamente en el cómo crearnos y abrirnos a las posibilidades. Las mujeres tomamos y casi que nos apropiamos de la palabra empoderamiento… Creo que el ir ganando terreno en varias áreas de tu vida te lleva a sentirte “empoderado”, y como decíamos hoy, desde el punto de vista socio-cultural, las mujeres fuimos ganando poder al permitírsenos votar, trabajar en cargos que antes eran impensados, etc. Uno de los temas que mayormente acompaño a trabajar en las sesiones de Coaching es el de fortalecer la confianza y el poder personal para tomar decisiones de vida más coherentes con uno mismo. Es en este proceso que justamente las personas se empoderan. Empoderarte es retomar tu poder personal, volver a conectarte contigo, con tus fortalezas, habilidades, recursos, etc. Reconocer todo esto te ayuda a asumir el protagonismo en tu vida, y hacerte cargo. Cuando esto ocurre, te das cuenta que sos vos quién tiene el poder de acción y ahí te transformas en el creador de tu vida y de todo lo que te pasa. Claro que siempre está el factor externo, lo que está fuera de nuestra área de influencia, que no depende de nosotros, pero lo importante es darte cuenta si estás haciendo todo lo que si depende de vos, y lo demás soltarlo… Y es acá cuando empieza la magia, ¿qué es la magia? Es ser vos creadora de tu realidad. Esta entrevista que estamos teniendo juntas no es casualidad, ambas hicimos cosas para que esto suceda. Tomamos decisiones. Yo un día tomé la decisión de transformar mi vida para vivirla con propósito, comencé a estudiar coaching, un buen día puse mi CV en las redes y justo lo vio alguien como lo viste vos. Así mismo vos decidiste hacerte cargo de lo que te estaba pasando y pediste ayuda. Y así nos conectamos. Yo hice que esto pase, y vos hiciste que esto pase. Entonces, ¿con qué apertura estamos viviendo para hacer que las cosas pasen? Creo que es nuestra responsabilidad ser lo que somos, generar el contexto necesario para que la transformación ocurra y después soltar. Tener claro cuál es el norte, pero ser flexibles en el camino porque ahí es donde realmente está la magia, la riqueza, la abundancia, las sorpresas y el empoderamiento. Mi experiencia con las preguntas que me hacías es que pensás que lo das por sentado, o que conocés la respuesta, pero te quedás en blanco, porque la verdad es no que sabés. Nos pasa mucho que el cerebro necesita respuestas, y de hecho el sistema educativo nos enseña a responder. Nos premian por dar respuestas y no por preguntar, y es en la pregunta dónde está el “click”, el cambiar la forma en la que estábamos viendo una determinada situación y ver si cambiar esa manera de observar nos puede abrir posibilidades, y ahí es cuando salimos del piloto automático y nos permitimos evolucionar. ¿Cómo puede una persona que está dudando, saber si necesita ayuda o llegar al coaching? Te diría que lo más importante es reconocer la necesidad de ayuda, no estamos solos, siempre hay alguien que está dispuesto a darnos una mano. Sacarle el miedo o la negatividad a la palabra ayuda… ¡Exacto! Para muchos reconocer que no saben algo significa mostrar vulnerabilidad, eso de “no me puedo permitir no saber”. Pero es en la declaración del “no sé” donde aprendemos. Como los niños, aprenden pidiendo ayuda, piden lo que necesitan. Y eternos, porque nunca terminamos de aprender…. Y la clave está justamente en seguir transitando la vida con los ojos de un niño, desde esa curiosidad genuina que nos hace interesar por las cosas, libre de juicio, como si fuera la primera vez que lo experimentamos. Y en este proceso creo que lo primero es ser honesto con uno mismo y reconocer que hay algo que no estás pudiendo o no sabes cómo resolver y ahí empezar a buscar la ayuda, porque eso que te pasa, alguien ya lo transitó o lo está viviendo. A mí me pasa todo el tiempo con clientes que vienen con temas que me pasaron o que estoy viviendo. Entonces de alguna manera ya estuve en ese lugar. Pase por mi cuerpo esa experiencia. Compartimos mucho más de lo que imaginamos. Es difícil engañarse, porque cuando uno tiene un problema lo sabe. Creo que nos engañamos cuando no podemos hacernos cargo, ya que verlo implica el tener que hacer algo al respecto, y muchas veces no estamos listos para eso, y ahí es donde actúa el Coaching, en acompañarte a que busques y fortalezcas los recursos necesarios para poder hacerte cargo. Entonces mi invitación es a que seas honesto contigo, aceptes lo que te está pasando, reconozcas la necesidad de ayuda, y trabajes en eso que estás necesitando para lograr lo que deseas. Fortalecerte es posible y los resultados son extraordinarios. Para mí fue clave, en mi búsqueda interna entender la igualdad en nuestras diferencias, para poder nivelar mi confianza. En este sentido una de las cosas que más me sirvió a mí darme cuenta en mi propio proceso, fue que la valorización de la persona se mide en relación a vos mismo y no en relación a los otros. Creo que es justo ahí donde radica como decís vos la falta de confianza, cuando el medidor lo pones en relación al afuera. Ahí perdes tu poder. Hablemos del origen, ¿cómo llegaste vos al coaching? La verdad es que esta es de las historias más lindas de mi vida. Te cuento… de formación base soy licenciada en administración de empresas y trabajé 20 años en ese campo. Yo iba y daba lo mejor de mí, pero siempre había algo que me hacía por una u otra razón cambiar de trabajo, una especie de insatisfacción recurrente. Siempre veía con admiración a los doctores o profesionales. ¡qué placer tener esa vocación por algo! y la realidad es que yo no sentía felicidad con lo que hacía. En una charla con mi madre, en medio de una situación compleja con la empresa donde trabajaba, yo no sabía qué hacer porque estaba en una zona de confort total. Mi madre me decía: “pero pensá que algo te tiene que gustar” y yo le decía no sé, pero con esa impotencia de realmente no saber. En ese momento hacía reiki y masajes que me encantaba y además cuando la gente me pedía consejos yo veía que generaba algo y me decían “nadie me lo dijo desde ese lugar”. A mí eso me daba felicidad, pero no me veía como reikista ni como masajista, no sentía que era por ahí. Yo suelo pedir lo que deseo y un día luego de esa conversación con mi mama dije: “Dios, por favor, mostrame cuál es la forma de eso que yo vine a dar y hacer al mundo”. A los dos o tres días, estoy en la casa de mi amiga que me hace reiki y baja una vecina a saludarla y le empieza a contar que empezó a estudiar coaching, que estaba estudiando en Chile y te juro que me explotó la cabeza. ¡Yo no sabía que esto existía!, ¡¿Cómo yo no sabía que esto existía?! ¡Porque además en el mundo está hace años! y eso era tal cuál lo que yo quería ser, y empezó a contar que se iba a Chile tres vez al año y me cuenta lo que costaba y con mi consciencia de ese momento dije, algo tenía que estar mal, todo tan perfecto no podía ser, estaba trabajando, no me podía ir tres veces al año a Chile, o por lo menos en mi chip estaba creer que no podía hacerlo y además era muy caro, divino todo pero no. A los dos días voy a una reflexóloga por un dolor que tenía en el pie y le cuento esto, y me dice: “Hace dos días vino una chica que está estudiando eso pero acá en Uruguay” ¡No te puedo creer! me pasa el contacto y genero una entrevista con la Directora del Instituto (mi Maestra y Coach). No te puedo contar lo que sentí en esa entrevista, no sólo era lo que quería para mi vida, sino que sentí fuertemente que era con ella, mi maestra. Todo esto en una semana. La decisión de transformar mi vida no fue fácil, implicó soltar una relación de 8 años de pareja, perder mi independencia económica, mi trabajo en la forma como lo conocía y había hecho durante años, volver a la casa de mis padres a los 35 años y empezar desde un lugar nuevo, no de cero porque es desmerecer todo lo caminado, pero sí de resignificar mi vida con todo lo que eso implica. Reconocí que necesitaba invertir un tiempo en mi formación y esto no iba a ser de un día para el otro y ahí me di cuenta que estaba sintiendo mucha culpa por estar viviendo todo esto a mis 35 años y en pedir ayuda a mis padres. Una culpa que no te puedo explicar, pero al hacerlo consiente lo trabajé y empecé a vivirlo desde otro lugar. Lo tome como una bendición, un regalo para poder ir por lo que de verdad amo y me hace feliz. Es un regalo que me trasciende, de alguna manera siento que es para toda mi cadena familiar, ellos me están permitiendo poder ayudar a otras personas. Esa información también los ayuda a ellos a reconectar con sus propósitos. Mi vida hoy tiene un sentido que trasciende y tener la certeza de vivir una vida con sentido es lo que me hace seguir adelante, aún cuando las cosas no salen como espero. Gracias Triana Gamarra por tan linda entrevista, por cada encuentro, por todo lo compartido y por inspirarme y permitirme tocar mi sueño haciendo lo que amo. 🙏💜